28.10.08

the difference of my plain scrambled eggs

escribo desde un útero inflamado por nada. las malas pasadas que hace el naturalismo al anit-naturalismo. el deseo de la maternidad que se revela en una distorisión que me produce cólicos. escribo casi sin aliento, sin estilo.

qué tiene que suceder para que uno pueda recordar con sentido literario? cómo recordar un preciso instante cualquiera? quizá no se puede recordar un preciso instante cualquiera, porque cualquier instante no puede ser preciso. algo pasa. una circunstancia que quizá por algún mecanismo psico-biológico nos conduce a seleccionar ese recuerdo que pasará a la historia con sentido literario. a veces, cuando intento pensar en algo, ya sea un recuerdo vivido o alguno inventado y me quedo esperando la imagen sin éxito, pienso que me olvido de que el exceso de rabia puede tener efectos colaterales nocivos. la rabia como vehículo que borra. primero altera. luego borra.

hay una cosa que fallo en entender. el sentido de libertad individual con la pareja. y estoy pensando en los detalles más cotidianos, no en la libertad como emancipación del yo ni como experimento liberalizador que trasciende a lo que se entiende por el yo del individuo. pienso en el conflicto entre las manías, la maneras en que uno hace las cosas. hasta dónde somos capaces de ceder? hasta qué punto dejamos de hacer algo en una manera para pensarla y hacerla en otra?

algunas veces tienen sentido renunciar a una manera en que creemos hacemos las cosas, específicamente en los casos en que no hay una deliberada reflexión sobre cómo llevar a cabo una acción de la manera más eficiente y productiva. pero hay algunos casos también en que precisamente se trata de buscar, deliberadamente, el error, el accidente, el fallo a
favor de un aprendizaje profundo. como decía Edward Said en la introducción a 'El mundo, el texto y el crítico', y llevando el tema a un nivel menos localizado, cómo tomar la posición del que se situa entre la cultura dominante y las formas globales resultantes de los sistemas críticos?

ese lugar privilegiado y ruinoso. cómo pactar un diálogo desde ese lugar. es decir, no pensar en el presente como la extensión lógica del pasado. de las costumbres, de las miradas conocidas, de la cultura que uno posee. cómo llegar a ese lugar. cómo reproducir los deseos del huérfano o del exiliado.

en el nivel local del que hablo, mi casa, mi vida en pareja, in matrimonio, se trata también de una traición hacia nosotros mismos. traición que se desenvuelve en luchas de poder, riñas autoritarias. y que, por otro lado, se desenvuelve de la manera más sublime. un diálogo continuo, un cese del todo tiempo pasado que fue mejor. abrir y cerrar los ojos. estar-aquí. la magdalena de Proust no nos lleva a ningún lugar. falso. porque la magdalena de Proust que desayuné esta mañana, la comí mientras leía el concepto de ahistoria de Nietzsche y precisamente cuando escribí la palabra nieztsche, en lugar de pensar en el libro del que proviene ese concepto, pensé en mí, con menos de veinte años, fumando un cigarro, desnuda, en la habitación de un hotel de medio pelo en medio de la avenida arequipa, diciendo que estaba interesada en leer a nietzsche y recibiendo como respuesta la rabiosa irrupción de alguien que me decía que jamás debería leer a ese imbécil.

volviendo a la traición. se trata de traicionar hasta un punto todo lo que conocemos. se trata de establecer una serie de válvulas con las cuales podemos medir qué pasa y qué no. pero se tiene que tratar también de escapar al consenso, de buscar el error, de no dar crédito. traicionarse a uno mismo y traicionar al otro y en la lucha de poder, que la autoridad se resbale, que no siempre gane la razón, que haya un espacio para la metafísica - aunque sea por el placer de inventar una historia, para decir que unos simples huevos revueltos son diferentes porque hay algo que contar de ellos.

un espacio que está al margen, pero que no supone una marginalización renegada. ese espacio se debe encontrar tanto en uno mismo, como con la pareja y en pareja. esa traición que se produce en el interín de la cultura dominante y las formas globales, es también un acto de apropiación. tiene que serlo. reapropiación incluso - aunque sólo hasta cierto punto quizá.

qué es una libertad individual dentro del núcleo de la pareja? en qué consiste? hasta qué punto se deben dibujar esos límites? está claro que sin límites no hay libertad, pero los límites de la pareja no pueden ser los mismos que constituyen la libertad individual? y si con la pareja uno tiene el deber
(o al menos debería tenerlo) de producir una nueva visión del mundo. una visión crítica, actualizada. una serie de criterios flexibles, gradualmente transformables. existe acaso aún la necesidad de trazar una libertad individual? no sería ésta la repetición de la posición de la unidad formada por la pareja? no sería una posición redundante? o es que no tiene nada que ver con la posición y tiene todo que ver con la capacidad de fallar a la posición? pero aún así, esa posición, esa nueva visión, manifiesto, declaración, compromiso, tiene que ver con fallar y no sólo con los acuerdos tácitos, los diálogos que devienen de las luchas de poder (aunque esto no siempre es posible) de la traición y de la apropiación?

al momento de formular una posición debemos situarnos en el lugar del que habla Edward Said, pero cuando hablamos de libertad individual estamos en cualquiera de los bandos.

hace poco, en un email, alguien me dijo 'la america profunda es jodida'. enseguida me di cuenta de que esa frase era la típica frase del ignorante. el ignorante que se deja maravillar, incluso de asco. una frase que fácilmente puede haber salido de mi boca - soy todavía ignorante en lo que respecta a este lugar. lo jodido de la profundidad de esta 'america' lo conocemos por algunas películas. strozek es la única que se me viene a la mente. y he pensado en esto, porque parte de la angustia, gran parte, por no decir toda la angustia, proviene del hecho de estar aquí. de tener que constatar indefectiblemente cada mañana que estamos aquí. no importan las rabias, las borracheras, las carreras, las lecturas, las puestas de sol, los huevos revueltos por la mañana, los malestares, la felicidad. no importa nada cuando estás en un lugar en el que continuamente debes probar que puedes sobrevivir. cuando cada día es importante intentar estar bien. no vale caer. cada día hay que buscar algo parecido a la ilusión. pensar en el futuro aunque éste nos deje ciegos súbitamente. este lugar que no se derrite ni con el shock ni con el crunch ni con nada. este cuerpo que todavía huele al último electroshock que recibió. esta
carne quemada que se proclama libre, que decora plenamente las fachadas de sus casas con calabazas, telas de araña, lápidas, brujas, monstruos. llenan bolsas con caramelos y esperan con ansias el 31. sí, tiene que ser que han recibido el último electroshock hace muy poco. han olvidado la gravedad de la situación, la falta de fondos, el robo que las manos largas, dedos anoréxicos, uñas recién pintadas, anillos de Tifanny, llevan a cabo diariamente. han olvidado a los más de 20 millones de diabéticos, población en crecimiento.

sí. por eso me preocupa la libertad. mi libertad. nuestra libertad de posicionarnos críticamente. por eso necesito fallar. necesito crecer en la fisura del sistema. ahí donde no se puede. por eso, a pesar de que necesito una estructura, porque es en lo único que puedo pensar para simular que echo anclas, también la aborrezco. y no se trata de la diferencia en la manera en que hago los huevos revueltos, sino precisamente de su simpleza y hasta de su vulgaridad.

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