23.9.11

Lloviendo en Dur-home

El coronel Gerineldo Márquex acudió aquella tarde a un llamado telegráfico del coronel Aureliano Buendía. Fue una conversación rutinaria que no había de abrir ninguna brecha en la guerra estancada. Al terminar, el coronel Gerineldo Márquez contempló las calles desoladas, el agua critalizada en los almendros, y se encontró perdido en la soledad.
- Aureliano - dijo tristemente en el manipulador -, está lloviendo en Macondo.
Hubo un largo silencio en la línea. De pronto, los aparatos salatron con los signos despiadados del coronel Aureliano Buendía.
- No seas pendejo, Gerineldo - dijeron los signos -. Es natural que esté lloviendo en agosto.

100 años de soledad, Márquez (204)

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